miércoles, 14 de diciembre de 2011

CENICIENTA Y CENICIENTO

Los chicos de segundo grado, después de leer muchas versiones de la Cenicienta (Cenicientas rebeldes, Cenicientas que pierden sus zapatos o su celular…) y ver películas de distintas versiones y distintas épocas, escribimos este cuento que tiene una particularidad: sus protagonistas son Cenicienta y Ceniciento (María y Leonado). Es éste y esperamos que lo disfruten.


AMIGOS PARA SIEMPRE
(Cenicienta y Ceniciento)

Había una vez una niña llamada María. Había nacido en España, en un pueblo chiquito, chiquito; tan chiquito, que cuando murieron los papás no había quien la cuidara. Entonces la mandaron, junto a sus dos hermanos, a la casa de una tía que vivía en Argentina. Esta tía, que estaba casada con un hombre llamado Malevo y tenía una hija llamada Margarita, era muy mala con ella. Le hacía lavar la ropa, planchar, cocinar y hacerle la tarea a su prima Margarita.

Mientas tanto, en el norte de Argentina, provincia de Salta, vivía Leonardo, un nene de siete años, igual que María. Leo vivía en los montes, les gustaba jugar y correr al aire libre, pescar, nadar y jugar a las escondidas con sus amigos. Hasta que un día sus papás no lo pudieron cuidar más y lo mandaron con Madela, quien lo podría cuidar en Buenos Aires.. En la casa de Madela Leo tenía que lavar, limpiar la caca de los gatos, planchar, lavar los platos y hacer las compras mientas Madela descansaba, se maquillaba, se pintaba las uñas y se iba a bailar salsa.

Los dos, María y Leonardo, estaban muy tristes en el lugar donde vivían. Un día que a Leo le mandaron a comprar la comida para los gatos y a María el jabón para lavar la ropa, se encontraron en el supermercado, donde sin querer chocaron los carritos que llevaban. A ambos se les cayeron las cosas que llevaban, se rieron mucho y se hicieron re amigos. Al salir del super se largó una gran tormenta. A María se le cayó al piso la bolsa de jabón y el polvo se desparramó por todo el piso. Salieron burbujas y más burbujas; se resbalaban; se reían y se resbalaban… ¿Sería mágico el jabón? No sabemos, pero desde ese día comenzaron a suceder cosas mágicas.

Cuando Leo llegó a su casa, pensó que si María llegaba a su casa sin el jabón, su tía Adela la retaría mucho. Entonces la buscó, ventana por ventana, hasta que la encontró para llevarle otro paquete.

Y así ellos fueron amigos para siempre y cuando fueron más grandes estudiaron mucho y se ocuparon de ayudar a los chicos que, como ellos, tenían muchos problemas.

Pero esta historia no termina aquí. Continuará…


Autores: Segundo Grado “A” y “B”

jueves, 18 de agosto de 2011

BRUJAS ERAN LAS DE ANTES

Leímos el cuento “Brujas eran las de antes”  y a partir de ese cuento nos propusimos ser escritores y escribir “cuentos de brujas”.

            Entre los distintos grupos surgieron muchas clases de brujas: las lindas, las feas, las horripilantes, las infladas, las buenas, las que no sabían hacer hechizos y hasta las brujas gatitos.

            Trabajamos mucho: leímos, releímos, escuchamos a nuestros compañeros, trabajamos fuera y dentro del aula…

            Este fue nuestro primer trabajo grupal como escritores. Esperamos que les guste.


“La Bruja miedosa”

            Había una vez una bruja bárbara, que era tan bárbara que su nombre también era Bárbara. ¡Qué bárbara la bravura de Bárbara! Hacía tantas barbaridades… que un día, al hacer una de sus brujerías (convertir a los chicos en sapos para hacerlos sus mascotas) comenzó a llover y llover  y llover. Hubo muchos rayos y truenos. En medio de la lluvia comenzaron a caer ranas del cielo que se fueron mezclando con los chicos embrujados.
            Cada vez había más y más ranas. Todas saltaban y brincaban alrededor de la bruja Bárbara que estaba muy  aterrada. ¡Qué miedo bárbaro le dio al ver tantas ranas y sapos saltando y mirándola con sus ojos saltones…!
            Como tenía tanto terror empezó a deshacer los hechizos y los sapos volvieron a ser niños, mientras las ranas siguieron siendo  ranas.
            A partir de ese día,  la bruja Bárbara que tantas barbaridades hacía, eligió ser buena y dejar a los niños en paz.
            Y tenía muchas mascotas: las ranas que seguían cantando y saltando a su alrededor.